Marlenis Castellanos. Las Palmas de Gran Canaria
Gabriel Crowty tenía 14 años cuando llegó a canarias. Venía con su familia desde Pereira, Colombia, donde ya desde pequeño estaba en contacto con los bailes folclóricos, el merengue y la salsa, géneros y ritmos que bailaba junto a sus amigos de la niñez.
Fue en su país natal donde vio por, primera vez, una fusión entre Popping y Breaking.
Al llegar a Las Palmas de Gran Canaria, su familia tenía mucha ilusión en que estudiara una carrera, especialmente su padre, que quería que fuera médico. “Llevarles la contraria fue un proceso bastante doloroso, ya que en su momento estaban más preocupados por mi futuro que por mi presente… y yo solo quería bailar. Así que, te puedes imaginar las situaciones distópicas que se generaron en un núcleo familiar con intenciones y motivaciones totalmente dispares… (jaja)”.
En el año 2008, siete años después de que comenzara a practicar Breaking, participó como mediador en una batalla de baile que, poco después, recibió el nombre de Battle Sk, convirtiéndose, durante sus primeros diez años, en el evento promotor de danzas urbanas (de batalla) en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.
“Al mismo tiempo, empecé a formar parte de la coordinación del Breaking Masdanza, nuestro evento más internacional, que por cierto este año se presentó el sábado 26 de octubre en el auditorio del Parque Doramas de la capital de Gran Canaria”.
-¿Eres autodidacta? ¿Logras vivir de esta actividad?
-Como bailarín de Breaking, soy autodidacta. En cuanto a mi formación, soy técnico superior en actividades físicas y animación deportiva, de lo que trabajé poco después de adquirir la titulación. Actualmente, soy autónomo; no sé si eso es algo bueno o malo (risas), pero gracias a estar bien acompañado, puedo decir que, actualmente, puedo vivir de mi actividad. Tengo clientes para los que coordino actividades y también tengo mis propios proyectos, como el de “Danza y Teatro contra el Racismo y la Xenofobia”, que es propio, o la gestión de los concursos del Festival del Manga y la ComicCan de Gran Canaria, uno de mis clientes.
Gabriel tiene 37 años, casi todos dedicados a bailar. No duda en definirlo como un lenguaje. “Esa es mi conclusión tras reflexionar durante años sobre lo que es el baile. En cuanto a la danza urbana en particular, puedo decir que es una herramienta infravalorada, principalmente por los propios bailarines que la practican”, señala
“¿Por qué es una herramienta? Porque está compuesta por elementos que ayudan a la transformación del tejido social, partiendo de las clases menos favorecidas… esto, dando por hecho que vivimos en un mundo clasista, principalmente en los países más pobres. Y ¿Por qué infravalorada? Porque se utiliza para fines contrarios al motivo de su existencia”, dice.
Recuerda que las danzas urbanas a las que se refiere están vinculadas a la cultura Hip Hop, y esta cultura tiene como base el desarrollo social del Bronx de los 70, un barrio marginal con problemas de convivencia. “Estas danzas aparecen como solución a muchos problemas, dando una oportunidad a las personas en peligro de exclusión social; por lo que, si una persona que practica danzas urbanas no lo hace para mejorar su vida y, por el contrario, lo usa como excusa para creerse que está en una fiesta donde el principal objetivo es beber, fumar o ligar, entonces concluyo que está infravalorando tanto a las danzas urbanas como a su cultura”, agrega Gabriel.
-¿En Gran Canaria hay cultura para apreciar la danza urbana?
-Sí, por supuesto. Hay personas, como José Luis Marrero Medina, que están buscando recursos para mejorar la perspectiva cultural sobre las danzas urbanas y la danza en general, con su proyecto Danzacanarias.online. También existen proyectos que intentan dar visibilidad, como el de Canary Dance Connection (Moya) o Soul Dance Canarias, cuyos colectivos intentan formar y desarrollar la perspectiva cultural de las danzas urbanas, algo que me parece admirable.
Fotos: Cortesía de Jeremías Lobos
Comments