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Vengo de Tenerife y visité El Teide

Hugo Boscán


Visitar Tenerife, la más grande de las islas del archipiélago de Canarias, es encontrarse en un solo territorio con la naturaleza, la antigüedad, el presente y el futuro, dado el indetenible desarrollo que experimenta cada una de las ciudades y de los pueblos enclavados en la provincia.


El turismo constituye un sector que en los últimos años ha experimentado una transformación vertiginosa que ha contribuido a disminuir el desempleo, a fortalecer la economía y permitir la ejecución de obras que favorezcan la vida diaria de la población. No obstante, algunos pobladores de las islas han manifestado y exigido a las autoridades que tomen medidas para controlar las consecuencias negativas de un turismo descontrolado, entre las que se encuentra, la dificultad para alquilar viviendas.



Ajenos a estas exigencias locales, al puerto de “Las Teresitas” atracan gigantescos cruceros con turistas ávidos de disfrutar de la isla, donde encontrarán paisajes naturales, playas y montaña, además de espacios creados por el hombre.


En Santa Cruz (la capital de la isla), Sy en los municipios del norte y sur de la isla, como San Cristóbal de La Laguna, Puerto de la Cruz, la Candelaria, Los Cristianos y Garachico, el visitante puede visitar el parque García Sanabria, o del Reloj la plaza España, el mercado de Nuestra Señora de África y la plaza e iglesia de Nuestra Señora de La Candelaria, donde se encuentra la milagrosa imagen de la advocación de la Virgen María, cuya aparición a los aborígenes en una cueva cercana tiene su historia o leyenda.


Precediendo a la Iglesia, las estatuas de los Caciques Guanches “protegen” a la Virgen de la Candelaria.



El volcán de “El Teide”, es visita obligada. A su cumbre se puede llegar por tierra o por teleférico. A orillas de la carretera aún pueden observarse negruzcas montañas de la lava que el volcán vertió el 18 de noviembre de 1909, fecha de su última erupción.


Quien visita Tenerife y no asciende a la montaña, cuya altura máxima se encuentra a 3.715 metros sobre el nivel del mar, se pierde lo que se considera lo más importante de la incursión isleña, cuya experiencia es comentario obligado: “Vengo de Tenerife y visité el volcán de El Teide”, expresión que no puede faltar en el turista a su retorno de la más extensa isla de Canarias.


Historiadores o estudiosos vulcanólogos han coincidido en que “El Teide” no es el único volcán en la zona montañosa y que existen otros como “Pico Viejo”, “Roques Blanco”, “Montaña Blanca” y “Pico Cabras”.


Tenerife es reconocida internacionalmente, en especial en el continente europeo, como un destino ideal para disfrutar de agradables vacaciones, con bosques, montañas, playas, parques, mercados, museos y una población de casi un millón de habitantes que recibe a los visitantes con un amable “bienvenidos”. Por eso, en mis vacaciones en Tenerife me sentí BienHallado.

Fotografías: Hugo Boscán

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