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Juanita Espinosa, una caraqueña hija adoptiva de Gran Canaria


Cuando nos dan la bienvenida, agradecemos de diversas formas, la cortesía de ser recibidos. En los diccionarios, uno de los formalismos es responder con un “Bienhallados”. Por eso, cada vez que alguien nos diga “bienvenidos” en palabras, gestos o hechos, les responderemos “BIENHALLADOS”, porque será nuestra manera de compartir y dejar constancia de la alegría de nuestro encuentro con el otro. Bienhallados es la posibilidad de imaginar, crear y de hacer realidad el aporte del migrante en la construcción de un futuro en común. En esta sección, va la historia de una Bienhallada....

Juanita Espinosa

Tengo 18 años viviendo en Canarias. Aquí llegué en 2004. Antes de venir a Gran Canaria, viví en Madrid, donde estudié y trabajé. Allí estuvimos 6 años, hasta que decidimos mudarnos a las islas. Mis hijos crecieron y estudiaron aquí, pero por motivos de trabajo se fueron a Madrid, y ahora tengo a mi familia en la península; hijos y nietos con quienes comparto las vacaciones y en fechas especiales.

Cuando llegamos a canarias, éramos pocos venezolanos. Mi marido era español y se reencontró con su tierra. Me adapté rápido al estilo de vida de acá y me dediqué a trabajar y a colaborar en algunas instituciones de apoyo a los que menos tenían, por ejemplo, el ropero de Tamaraceite. Tengo familia en Caracas, ciudad donde trabajé por muchos años en una inmobiliaria. Era una buena época, de crecimiento y de construcciones en Venezuela.

Ya estoy jubilada y de verdad le agradezco muchísimo a España y a Gran Canaria por el acogimiento que me han hecho. Canarias es ya parte de mi vida.

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