Cuando nos dan la bienvenida, agradecemos de diversas formas, la cortesía de ser recibidos. En el diccionario, uno de los formalismos es responder con un “Bienhallados”.
Por eso, cada vez que alguien nos diga “bienvenidos” en palabras, gestos o hechos, les responderemos “BIENHALLADOS”, porque será nuestra manera de compartir y dejar constancia de la alegría de nuestro encuentro con el otro, de las propuestas que vamos imaginando, creando y haciendo realidad como inmigrantes que aportamos en la construcción del porvenir de un futuro común.
Compartimos con ustedes, la historia de un Bienhallado….
Ingrid Castellanos, periodista y escritora
Dentro de poco alcanzo cuatro años de haber tocado tierra canaria. De haber dejado mi Mérida preciosa, mi Caracas consentida, mi Venezuela querida. Que dejé mis querencias y mis logros alcanzados hasta entonces como periodista. Aquella semana de octubre de 2018 fueron días de ansiedad por cruzar los mares sin contratiempos. Días de abrazos y despedidas. De felicidad y nostalgia.

Hoy puedo dar gracias por tanta gente bella que me recibió en esta tierra bendita: Las Palmas de Gran Canaria. De gente con corazones agradecidos hacia una Venezuela que en la década de los 50 le abrió sus puertas para darle a los canarios amor y seguridad en una etapa de postguerra, pobreza e inestabilidad política en España. Como expresión de cariño, me han dicho que consideran a mi país como la novena isla. Qué gran honor!
Las islas de Canarias flotan en el océano Atlántico al noroeste de África, cerca de Marruecos. Esta tierra me enseñó no solo sus valores y tradiciones, sino su peculiar jerga. Me he enamorado de sus frases célebres como “alucinando en colores” para connotar una emoción que supera a lo maravilloso. Y cuando te expresan que “esto es lo que hay”, adviertes sus apacibles espíritus de aceptación al presente, como si en mi país dijéramos “aquí estoy, echando pa ́lante”. Y te sentirás halagado cuando un canario te exprese que “estás del diez” o “guay”, sinónimo del “chévere” que empleamos en Venezuela para definir a una persona como estupendamente bien, excelente, buenísima, graciosa o agradable. Aunque el “guay” es una palabra que nació del sonido árabe “kuaiis” y significa algo de buena calidad.
Otra frase que me encanta es “buscándome la vida”, similar al “echándole pichón”, que decimos en mi país cuando alguien nos pregunta cómo va todo y queremos manifestarle que continuamos luchando a pesar de las circunstancias difíciles. Es una expresión de heroísmo y valentía. De que aquí nadie se rinde.
He de advertir que en España se debe decir “me apetece” en vez de “me provoca”, porque esta última expresión aquí tiene una connotación diferente. Se trata de una comida que te produce arcadas, o que alguien te está “provocando”, es decir, incitando.

A Canarias le agradezco sus tardes soleadas casi todo el año como en Venezuela, sus espectaculares crepúsculos arrebolados, sus alboradas rojizas que tantas veces he disfrutado desde mi ventana. Sus pueblitos gélidos al norte de la isla, como Teror, encubiertos entre montañas.
Gracias Canarias por prestarme tu Atlántico helador. Por brindarme tus tortillas y potajes, tus exquisitas paellas y dulces caseros.
Gracias, por enseñarme tu propia receta de la ensaladilla rusa, que no es con pollo desmechado sino con atún.
Me conquistaste con tu arquitectura colonial, tus “casitas de turrón” -como yo les digo-, porque son de fachadas blancas con adoquines en forma de almendras. Me quedo con las graciosas expresiones de tu gente, con el “no pasa nada” aunque se les esté cayendo el mundo. Me regocijo por el reencuentro con viejos amigos que una vez estuvieron en mi patria pero que emigraron antes que yo.
No llegué a tiempo para darle un abrazo de oso a don Agustín en las cumbres de Arvejales, o para volver a degustar las rosquillas de su esposa Elvirita, una pareja especial que me daba acogida en su casita de San Antonio de Los Altos (Venezuela), donde pernoctaba en tiempos universitarios para estudiar varios días seguidos con su hija Gladys, mi amiga de siempre. Esa era la excusa perfecta para comernos las apetecibles roscas glaseadas.
Pude confirmar que el canario y el venezolano quedaron unidos en sangre y espíritu para siempre. Ellos emigraron a Venezuela buscando protección y progreso y lo consiguieron. Formaron familias y fortuna. Yo sigo aquí hasta que Dios quiera,“buscándome la vida”.
Que hermoso resumen de tus vivencias en las Islas Canarias mi bella paisana!!! Sigue adelante con tus proyectos y disfruta esa cálida acogida en la madre Patria 💞💞💞💞
Excelente periodista , amiga y paisana.
Bienvenida al Viejo Mundo…
Sigue buscando tus horizontes.
Es imposible derramar lágrimas donde están inmersas cantidad de emociones, el agradecimiento por ser un bienhallado, la nostalgia que de a poco se supera porque se convierte en el hoy, la alegría de poder ser y realizar proyectos de vida, sin temor a la amenaza latente de lo que debes decir,. Sigue adelante prima querida que más temprano que tarde esos lazos de sangre que nos unen harán realidad otro sueño, reencontrarnos para revivir momentos de infancia poner en la mesa nuestros recuerdos y las nuevas alternativas que nos da la vida en países muy lejos del nuestro pero que nos han recibido con los brazos abiertos. GRACIAS de ser BIENHALLADOS y felicitaciones una y mil veces por tus grandes logros. Un abrazo grande ♥ desde Canadá a la Gran Canaria
Ingrid Castellano, querida hermana y amiga, mujer luchadora, humanista, sin Fronteras para amar todo lo bueno y dar esperanza en las buenas y en las no tan buenas circunstancias de la vida…te admiro y te deseo lo mejor, muchos éxitos en tus emprendimientos y logros ya alcanzamos, en tu carrera como periodista y escritora..
Tu siempre amiga Catalina.